“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guie a tierra firme”.
Salmo 143:10
Recuerdo que cuando mis hijos eran adolescentes, una de las actividades que más disfrutábamos como familia era la navegación. Fueron memorias increíbles ya que navegar representaba el adentrarse en una de las más bellas extensiones de la Creación. Un escenario con una infinidad de vida marina indescriptible en colores y especies. Entre los recuerdos atesoro también una experiencia donde afrontamos una situación peligrosa. El instrumento de GPS se averió por lo que nos quedamos sin una ruta de navegación. Cuando finalmente llegamos a tierra firme experimenté una paz especial: Dios en Su misericordia había protegido a mi familia de una forma gloriosa que nunca olvidaría.
Es común que en medio de una situación difícil clamemos a Dios. En el Salmo 143 notamos como David en medio de una crisis clama a Dios conociendo que Él iba actuar conforme a los atributos de Su carácter: Dios es Fiel, Justo y Misericordioso. David en su humilde y sincera oración le pide a Dios “Enséñame a hacer tu voluntad”. Y si esta petición es hermosa, más maravillosa es ver la razón para tal súplica: “porque tú eres mi Dios”. Reconocer que le pertenecemos a un Dios vivo nos debe conmover. Tener la convicción de que Él nos escucha debe realmente impactar nuestra manera de acercarnos a hablar con Él. Tengamos la confianza que mostró David al saber que Dios lo escuchaba. Aprendamos a orar a nuestro Dios recordando siempre que Él es un Dios Fiel que no nos abandona. Aprendamos que Nuestro Señor, aún en la peor tormenta nos llevará a tierra firme si solo confiamos en El. ¿Realmente sabemos orar al Dios al que le servimos?
En mi Libro “Suegras para la Gloria de Dios” comparto la importancia de la oración realizada con fe. “Entonces la aplicación a nuestra vida es que debemos orar en todo tiempo, aun cuando las circunstancias no sean las más favorables. Incorporar a nuestros momentos de oración la lectura de textos bíblicos que nos ayudarán en la lucha diaria. Es pedirle a Dios que nos haga fuertes en las áreas que somos débiles. Debemos crear una conciencia de la importancia de orar por nuestra familia ya que es la Institución que hoy en día se encuentra bajo amenaza. Estamos enfrentando tiempos difíciles donde el diseño familiar ha querido ser reinventado y sacado de los planes del Creador. Debemos atesorar en nuestro corazón que orar es nuestra responsabilidad y un mandato que debemos cumplir”.(Libro Suegras para la Gloria de Dios, páginas 30-31).
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