"Entiendo que la disciplina de la oración es hermosa pero también una de las más que cuesta trabajo realizar. Por eso la cultivo con intencionalidad. Tengo hermanos en la fe que les he compartido que diariamente mi sueño se interrumpe a las 3:00 am. Y lo he acogido con tanto amor, que cuando me despierto y veo el reloj y digo: “Señor este es nuestro tiempo juntos”. La realidad es que no necesitamos definir una hora específica para conversar con Dios, lo importante es que organicemos nuestro tiempo intencionalmente para que se produzca un tiempo a solas con Él. Debemos hacer del “Hablar con Dios” una prioridad en nuestra vida. Lo que me hace buscar el rostro del Señor de madrugada es la hermosura del Evangelio y el meditar en el Glorioso sacrificio de Jesús en la Cruz. Es que al abrir mis ojos no puedo dejar de agradecer por Su Amor ya que vivo conmovida de que Él me haya amado tanto sin yo merecerlo. Puedo dar fe que comenzar el día caminando en la presencia de Dios ha traído a mi vida una paz y un gozo inimaginable”.
En el capítulo 2 de mi Libro Suegras para la Gloria de Dios, las motivo a que nos preguntemos, ¿Cómo es la suegra que vive para la gloria de Dios? Somos suegras y mujeres creyentes que necesitamos cultivar adecuadamente nuestra vida para dar buenos frutos. Una mujer temerosa de Dios se deleita en cultivar una vida espiritual buscando el rostro y la cercanía con Su Padre Celestial. Entonces amada suegra, te exhorto a que medites y pienses, ¿desde cuándo no te topas con la cruz? Encontrarnos con la Cruz de frente, nos debe llevar a postrarnos en adoración. Es entender lo que realmente posee el mayor valor en nuestra vida. Es pensar en la eternidad como una prioridad y dejar que los asuntos terrenales se muevan a lugares secundarios. Es divisarnos como criaturas minúsculas delante de la majestuosa figura de nuestro Creador.
(Libro Suegras para la Gloria de Dios, páginas 58-59).
Estoy convencida de que cada disciplina espiritual nos lleva a conocer más de Dios y a profundizar en nuestra relación como hijas del Dios Altísimo. Es hermoso buscar la cercanía del Padre como el Salmista David lo expresa en el Salmo 63:1-4 (RV1960):
“Dios, Dios mío eres tú, De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado
en el santuario. Porque mejor es tu misericordia
que la vida; Mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida, En tu nombre alzaré mis manos”.
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