"Un Milagro de Vida”, así nos sentimos ante la espera de nuestra tercera nieta Afira Rubí, quien nacerá con el favor de Dios para el mes de junio 2023. El viernes fue un día especial ya que mi hijo, junto a mi nueva “hija”, asistieron a una cita médica de rutina y han escuchado nuevamente el latir del precioso corazón de mi nieta. Bebé Afira ni se imagina cuán amada es, y cuánto anhelamos tenerla en nuestros brazos.
Somos realmente conmovidas ante el milagro de vida de un pequeño bebé creciendo en el vientre de una madre, pero como mujeres de fe somos testigos de otro gran milagro en nuestra propia vida: el milagro de nacer de nuevo. Este es un nacimiento espiritual que proviene de Dios ya que nos es otorgada vida eterna al creer en Jesucristo. Nuestra vida es transformada ya que, por la fe en nuestro Salvador experimentamos un hermoso milagro ya que se genera un cambio interior donde anhelamos vivir para Su Gloria.
En el Evangelio de Juan se nos relata la conversación de nuestro Señor Jesucristo con Nicodemo (fariseo y maestro de Israel), sobre la necesidad de nacer de nuevo. Pensar en un nuevo nacimiento no hacía sentido en la intelectual y lógica mente de Nicodemo. ¿Por qué?, porque este milagro es un proceso que solo puede ser contemplado a través de una visión espiritual. (Puedes leer el relato completo en Juan 3:1-15)
No dejo de maravillarme de como Dios hace crecer a una criatura en el vientre de una madre, pero me quedo completamente conmovida de cómo nos otorga un nuevo nacimiento en Él transformando nuestra vida. Durante esta transformación se nos imparte una nueva identidad en Cristo Jesús donde deseamos vivir para Él, aprender más sobre Su Palabra y crecer espiritualmente para darle gloria a Su Nombre. Es mostrar a Cristo en cada decisión, en las respuestas hacia nuestro prójimo y sobre todo reflejar un gozo especial porque sabemos cómo nuestro Salvador nos ama. Antes de conocer a Cristo nuestros pecados nos alejaban de Él. Conforme a las Escrituras estábamos en una condición de “muertas” en nuestros delitos y pecados, pero Su amor nos alcanzó. Él nos acercó y amó cambiando nuestra condición de muerte a vida. Una vida nueva, otorgada por gracia, donde perdonó todos nuestros pecados, pagó en la cruz por cada uno de ellos y hoy vivimos seguras de que estaremos junto a Él por una eternidad. "Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados)". Efesios 2:4-5
Y ahora deseo preguntarte, ¿Has pensado cómo esta transformación te ha otorgado una identidad en Cristo?
“La identidad se refiere a mostrar quienes somos sin importar las circunstancias que estemos atravesando. Por lo tanto, una identidad impactada por la cruz será exhortada a mostrar las cualidades de nuestro Salvador mostrando salpicaduras de su preciosa sangre. Un ejercicio que puede ayudarnos a fortalecer nuestra identidad como mujeres creyentes, es recordarnos día tras día quienes éramos y lo que Dios ha hecho por nosotras. Es traer a nuestra memoria el momento en que depositamos nuestra vida en Cristo y fuimos testigos del gran milagro de regeneración. En otras palabras, cuando Cristo nos rescató y perdonó experimentamos un segundo nacimiento ya que “nacimos de nuevo” en el contexto espiritual”. (Libro Suegras para la Gloria de Dios, página 179).
Comments